Durante el inicio de la pandemia por el Covid-19, muchos negocios de todo el mundo cerraron sus puertas por periodos prolongados, sin embargo ello trajo diversas consecuencias, muchos han tenido que sobrevivir y en algunos casos otras no volverán a abrir. No todas las empresas se han visto afectadas por la COVID-19 por igual. Por supuesto, el sector al que pertenece la empresa es muy importante; por ejemplo, el sector del turismo de muchos países se ha visto especialmente afectado, sin embargo, más allá del sector de la empresa, su tamaño también es importante. A menudo, las empresas más grandes pueden tener una mayor capacidad para capear una crisis como la del COVID-19, por ejemplo, si su tamaño les permite acumular una mayor reserva de efectivo, obtener un acceso más fácil a la financiación, invertir en infraestructura de teletrabajo, adaptarse a la prestación de servicios de entrega a domicilio o diversificar su negocio en múltiples ubicaciones.
Este artículo se centra en cómo la pandemia ha afectado a las Pymes de América Latina y el Caribe (ALC), teniendo en cuenta que las Pymes son una fuente primaria de empleo y un proveedor clave de bienes y servicios para una gran parte de la población. Teniendo como base que las Pymes representan hasta el 99,5% de todas las empresas de la región, el 60% de la población empleada y el 25% del PIB.
Para comprender el impacto de la pandemia en las PYMES, este artículo utiliza datos de las Encuestas de Empresas del Banco Mundial, que se realizaron en base a un seguimiento a las empresas durante la pandemia.
Pymes (definidas como empresas con menos de 100 trabajadores) comprende el 55% del empleo formal en el sector privado en los países de ALC. En algunos países, este porcentaje supera el 80%, pero en el otro extremo, este subgrupo de Pymes comprende sólo el 17% del empleo formal en el sector privado como el caso de México y Chile.
¿Cómo les ha ido a estas empresas tras la pandemia en comparación con las grandes empresas? Aunque los datos son escasos e imperfectos, el equipo de Encuestas de Empresas realizó encuestas de «seguimiento» de COVID-19 para cuatro países de la región (El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua) que ayudan a comprender mejor cómo están cambiando las cosas. Se recogieron dos rondas de datos en la que revela que, las empresas de todos los tamaños se han visto afectadas negativamente por la pandemia en todos los países.
Sin embargo, las Pymes y en particular las pequeñas empresas- han experimentado mayores caídas sostenidas de las ventas, así como han afrontado mayores tasas de cierres permanentes que las grandes empresas. A partir de la primera ronda de encuestas, las pequeñas empresas de El Salvador y Honduras sufrieron caídas de ventas de hasta el 60%. Sin embargo, entre la primera y la segunda ronda de encuestas, las ventas empezaron a recuperarse para las empresas de todos los tamaños en todos los países (aunque seguían estando muy por debajo de los niveles anteriores a la pandemia). En cuanto a los cierres definitivos, aunque muy pocas empresas de cualquier tamaño habían cerrado en la primera ronda de recogida de datos, en la segunda ronda habían cerrado muchas más empresas, con peores resultados para las PYMES. En enero de 2021, hasta el 5,5% de las pequeñas empresas de Honduras habían cerrado definitivamente y el 3,5% de las medianas empresas de Nicaragua habían cerrado definitivamente.
Hay que tener en cuenta que, este tipo de datos de encuesta es limitado debido a la cobertura limitada de los países de la región, los diferentes tipos de empresas (excluyendo, por ejemplo, las empresas informales). Sin embargo, otras fuentes de datos que son capaces de capturar más información apuntan a un impacto direccional similar de COVID-19 en las PYMES de ALC, y sugieren que el tamaño del impacto puede ser potencialmente mucho mayor que el mostrado en los datos de la Encuesta de Empresas.
Como por ejemplo, los datos recientes de México, dónde el INEGI informó que aproximadamente 1 millón de empresas, es decir un sorprendente 20,8% de las Mipymes cerraron definitivamente entre mayo de 2019 y septiembre de 2020.
Muchos gobiernos como parte de apoyo a las empresas en dificultades (y a sus trabajadores) ha implementado diversas medidas, como el aplazamiento de los pagos, la facilitación del acceso al crédito y la oferta de subvenciones o subsidios. Sin embargo, al enfrentarse a la realidad de un espacio fiscal limitado, muchos países de ALC se han enfrentado a retos para proporcionar un apoyo adecuado a las Pymes.
Es importante reconocer que las Pymes son fuente crítica de empleo y de la prosperidad económica para tantas comunidades de la región, por ello es esencial trabajar para apoyar a las Pymes en el camino de la recuperación, invirtiendo tanto en la resistencia como en la productividad.
Por otro lado, está pandemia nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre el potencial productivo perdido de las Pymes, comparar y reconocer que las Pymes de ALC se enfrentan a unos niveles de productividad crónicamente bajos, ya que comparados con las Pymes de Europa, generan apenas la mitad de sus riqueza.
Las Pymes podría convertirse en un fuerte motor de la recuperación económica sostenida en la región, si los países actuaran ahora para abordar algunas de las barreras estructurales a las que se enfrentan las PYMES, como el acceso a la financiación, las inversiones en digitalización e innovación, las cargas regulatorias, entre otros temas.
Fuente: latinoamericana.undp